FATED: CAPITULO 13

JaeJoong había pasado su segundo celo en cama. Habían llegado al muro de protección sin demasiados contratiempos, aunque el hecho de sentirse observados la mayor parte del tiempo los hizo mover las patas con mayor rapidez. No sabía cómo lo había logrado. Estaba seguro que le faltaba el aire y los pulmones le dolían.

Cuando YooChun aminoró el paso diciendo que habían entrado en el primer círculo de protección, JaeJoong había visto negro antes de precipitarse al suelo. Recordaba haber dado una plegaria a la luna por la pequeña luz en su interior.

—¡Por fin has despertado! —la voz chillona de JunSu resonó en la habitación, antes de que el chico se lanzara hacia él.

—Su, creo que lo estás ahogando —la suave voz de YooChun desde la puerta advertía a su muy efusiva pareja. —Me alegra ver que estás bien —le dijo a JaeJoong mientras se sentaba en la cama.

—Dormiste mucho —chilló JunSu, lanzándose de nuevo a JaeJoong. JaeJoong miró por la ventana, la luz que se colaba era naranja, por lo que calculaba era media tarde.

—Estaban muy preocupados por ti, joven lobo. —Una tercera persona entró en la pequeña estancia.

JaeJoong podía ver a un chico un poco mayor, de unos veinticinco años, vistiendo de la misma manera que JunSu y YooChun, con un poncho de color café claro y pantalones del mismo material. El poncho estaba adornado con grecas de color marrón, sobre sus brazos había tiras de cuero que se tensaban por los músculos del hombre. Su cabello largo hasta media espalda, de color negro, lo adornaba con unas plumas que colgaban de un mechón. Era más alto que cualquiera de los tres lobos, pero no demasiado como el oso. Podría parecer intimidante, pero sus ojos color miel eran tan cálidos que despejaban cualquier duda.

JaeJoong levantó la nariz para aspirar el aroma del sujeto. Quizá sus sentidos estuviesen embutidos porque no detectaba al shifter en él. Sabía que era un shifter, pero no identificaba el tipo.

—Maestro —dijeron al mismo tiempo JunSu y YooChun. JaeJoong parpadeó sorprendido. ¿Este era su maestro? JaeJoong le había calculado por lo menos cincuenta, pero él lucía demasiado joven.

—Como shifter vivimos más que un humano, como chamán poseo místicos poderes. No trates de averiguar mi edad joven lobo, soy mucho mayor de lo que aparento —le dijo con una sonrisa.

—Ah… yo… —JaeJoong intentó levantarse, creía que debía dar una muestra de respeto, pero su cuerpo estaba demasiado cansado por la larga carrera.

—Está bien. No tienes que levantarte —se acercó a él con una sonrisa y le tendió la mano.

En el momento en el que entraron en contacto, la misma luz y el cálido hormigueo que había tenido en la mesa con su madre, se dio. Luz azulada cubrió su cuerpo empezando por sus manos conectadas hasta la punta de los dedos de los pies, y después, todo se fue concentrando en su vientre, parpadeante como el latir de un corazón.

—¡Woohoo! —exclamaron los lobos.

El hombre de ojos miel miraba a JaeJoong como si viera más allá de él, como si pudiera adentrarse en sus memorias. JaeJoong recordó que JunSu podía leer su mente si estaba tocándolo, así que imaginó que eso estaba haciendo. Al final el hombre le dio una sonrisa conciliadora. —Estarás a salvo aquí.

JaeJoong no supo porque, pero estaba seguro que el hombre los mantendría a salvo, a él y a su pequeña bola de luz.

—Mi nombre es MokJung. —El solo hecho de que algo le recordara a Yunho hizo que a JaeJoong le picaran los ojos. —Puedes llamarme Mok…

—O Maestro, maestro es mucho más fácil —apuntó JunSu con gran entusiasmo.

—También puedes decirme así —dijo. Frunció el ceño antes de añadir. —JunSu ¿no tenías tareas que cumplir?

JunSu sonrió nerviosamente antes de salir disparado por la puerta tapándose las orejas con las dos manos como si alguien se las fuera a jalar. —¿Por qué JaeJoong tiene una luz parpadeante en el estómago? —preguntó JunSu asomando la cabeza en la habitación.

JaeJoong sabía, a nadie se lo había comentado, solo su madre y ahora ellos sabían de la tintineante luz en su interior. JaeJoong miró al Maestro Mok quien asintió, dándole a entender que él sabía lo que significaba.

Sin decir palabras, JaeJoong descubrió la manta y levantó la camisa que le habían puesto. La azulada luz parpadeante seguía ahí, fija sobre su vientre. Entonces, cuando la luz se adentró dentro de su cuerpo, los chicos notaron que el vientre de JaeJoong no era plano, había un abultamiento que lo hacía ver gracioso.

Cuando lo miraron desnudo no habían prestado atención a eso. Además no es como si ellos fueran a mirar fijamente a otro chico cuando su pareja estaba ahí, pero ahora la situación era diferente. Ambos chicos miraban incrédulos el bultito en JaeJoong.

—¿Por qué no lo dijiste? No te hubiera hecho correr hasta aquí —acusó YooChun.

—Si no hubiera sido así, probablemente ninguno de los tres hubiera llegado a salvo —dijo Mok. Los chicos asintieron, recordándose siempre vigilados. —Ahora JaeJoong, necesitas alimentarte y mucho descanso. Calculo que tienes un mes —JaeJoong asintió. —Bien, entonces tenemos aproximadamente cinco más antes de que tu cachorro nazca. —JaeJoong no estaba preparado para ser un globo y reventar en tan poco tiempo. Además ¿no se supone que deberían ser nueve meses? La confusión debió ser visible en su rostro, ya que Mok agregó: —Eres un shifter lobo y un chaman, la luna te bendijo con esa luz en tu interior, y como tal, la luna regirá sobre ti durante el periodo de gestación. No será como el de las shifter lobo, que paren en su forma humana, al igual que sus cachorros nacen de esa manera. Tu animal interno es el que se hará cargo de este asunto y seguramente así también será con tu cachorro.

—Pero aún está muy pequeño —JaeJoong creía que sería al menos del tamaño de una pelota de tenis.

—Tu cachorro que heredará tu sangre mágica, debió presentir el peligro y se ha mantenido encubierto, pero ahora que estás seguro, crecerá lo que deba durante este tiempo.

—¡Wow! ¡Nunca hemos tenido cachorros aquí! —exclamó emocionado JunSu. Prácticamente ya se veía mimando al pequeño diablillo.

—Exacto, es por eso que tú harás todas las tareas, mientras que YooChun pone especial atención a JaeJoong —dijo con suficiencia Mok mientras trataba de ocultar su risa al ver los pucheros de JunSu.

JaeJoong rió abiertamente, sus ancestros habían hecho bien en enviarlo a este lugar. Aunque extrañaba a su madre, sabía que no hubiera sobrevivido viviendo en el mismo lugar donde YunHo.

***

Durante la gestación, Mok prácticamente lo había mantenido en su estado de lobo a excepción de las horas de la comida, lo cual agradecía mucho, ya que una enorme burbuja había crecido en su cuerpo prácticamente de un día para otro y andar en sus cuatro patas era mucho más fácil.

JaeJoong no temía el mostrar a su blanco pelaje ante esas tres personas que se habían convertido en sus amigos. Con YooChun compartía una complicidad que tardaba años en desarrollarse en una amistad, pero entre ellos se había dado como si siempre hubiera existido. JunSu era más el chico que hacía sonreír a JaeJoong, el amigo lindo y tierno que era demasiado hiperactivo para su propia suerte, pero con un corazón tan generoso que JaeJoong sabía que solo la pureza y los buenos sentimientos habitaban en él, y JaeJoong estaba dispuesto a mantener intacta la inocencia de la personalidad de JunSu. El Maestro Mok era algo difícilmente de entender, era una buena persona, pero JaeJoong sabía que había vivido mucho y visto lo suficiente de la maldad del mundo, aún así sonreía como la cálida mañana, aunque a veces se le veía triste cuando observaba como YooChun y JunSu se miraban el uno al otro con tanto amor en sus ojos. JaeJoong no podía reprochárselo, se sentía de la misma manera. Necesitaban a sus parejas con ellos.

Mok había explicado a JaeJoong que a pesar de no tener una pareja, sus poderes habían ido en aumento. En el tiempo en el que era cachorro creció en una aldea donde los chamanes aún eran seres respetados, fue entrenado en diversas artes y antes de llegar a su primer celo fue cuando la ambición y el temor en los shifter, ganó la partida, devastando a su pueblo.

Los chamanes poseían diversas habilidades como la adivinación, la curación, la protección, pero esos eran los más simples, los que casi todo chamán poseía. JaeJoong, que había nacido con una bendición especial de la Luna, era capaz de crear vida dentro de él, y, a pesar de lo que JaeJoong creía, no sería su única habilidad. Sencillamente su cuerpo le estaba brindando toda su energía al cachorro por nacer.

Cuando Mok explicaba las cosas, JaeJoong se tumbaba junto a él viendo el sol caer y ponerse detrás de las montañas. YooChun le había proporcionado un almohadón lo suficientemente grande para dejar caer toda su peluda existencia en él. JunSu traía un té de hierbas que le recordaba a su madre. Entonces acariciaba su pelaje para hacerle saber que no estaba solo, y JaeJoong dormía.

Los días pasaban rápidamente y JaeJoong cada vez se sentía más y más grande. Incluso le costaba movilizarse en sus cuatro patas. Solo se movía para cambiar de lugar cada que el sol dejaba de darle, calentando su pelaje. A veces solo se tumbaba bajo la sombra de un árbol cuando el calor era lo suficientemente intenso.

A pesar de las atenciones que los tres hombres le  brindaban, JaeJoong solía pasar su tiempo pensando en cómo de bonito hubiera sido sí YunHo no lo hubiera rechazado. Era entonces cuando sentía a su cachorro moverse o gimotear aún dentro de él, por lo que cantaba las nanas que había aprendido de su madre. No había dicho que oía a su cachorro llorar dentro de su vientre, creía que incluso eso en el chamanismo era un secreto que debía guardar. Además que su cachorro solo lloraba cuando JaeJoong pensaba en YunHo, y eso era cuando estaba a solas.

El final del periodo de gestación estaba por llegar. Mok lucía nervioso, pero mantenía el rostro firme para no alterar a los jóvenes lobos. A pesar de tener la noción de lo que debía hacer para sacar al cachorro, tenía un miedo del infierno de cometer un error. Incluso con todos sus años de vida, JaeJoong era el primer lobo blanco con el que se topaba.

JunSu corría nervioso de un lado para el otro cada que JaeJoong gimoteaba al moverse, gritando que la hora había llegado y asustando más con sus gritos a YooChun que se ponía lívido de solo verlo. Y, a pesar de todo eso, JaeJoong se tambaleaba en sus cuatro patas tranquilamente, sabiendo que aún no era la hora y que si se quejaba era por su gran volumen, le costaba trasladarse de un lado al otro.

Los tres shifter montaban guardias por la noche. JaeJoong había dejado de llamar a su forma humana, aunque no sin antes de que JunSu tomara una fotografía de él y su pancita. Estando en su forma animal, sentía que tenía una conexión mayor con su bebé que en su forma humana. Se debía a la magia de las criaturas shifter, donde sus sentidos se amplificaban al igual que los instintos.

***

JaeJoong abrió los ojos de golpe. Un dolor en su vientre le dijo que algo no estaba bien. A su lado, JunSu dormía sobre una silla, con la cabeza colgándole y un hilo de baba escurriendo de su boca. El dolor punzante regresó de nuevo y con mayor intensidad. JaeJoong no tenía ni siquiera el aire para aullar alertando a los demás.

De pronto, la necesidad de sentirse a solas lo carcomía. Su cachorro estaba por nacer y no se sentía a gusto en el lugar donde estaba. Comenzó a gruñir cuando un adormilado JunSu se comenzó a mover. Le mostró los dientes a casusa del dolor.

—JunSu —llamó Mok desde el umbral. —Retrocede despacio.

JaeJoong estaba asustado. Estas personas lo habían cuidado, pero no dejaba de sentir la imperiosa necesidad de apartarse. Mok avanzó despacio, un paso a la vez. JaeJoong gruñía con cada paso que daba. Mok levantó las manos y comenzó a tararear un cántico que relajó a JaeJoong.

—Tranquilo. No les haremos daño. Solo quiero ayudar a traerlo al mundo.

El pecho de JaeJoong subía y bajaba rápidamente tratando de acallar las punzadas de su vientre. Asintió sabiendo que si no aceptaba, perdería a su cachorro. Un dolor más fuerte que los demás atravesó su cuerpo, se sentía desfallecer y un desgarrador aullido salió de su garganta.

Miró por la ventana, la Luna creciente se asomaba curiosa a ver lo que pasaba. JaeJoong en silencio le imploró por cachorro. Su cuerpo comenzó a hormiguear, mientras una luz lo cubría. Sentía las manos de Mok palpar su vientre, diciéndole que respirara profundamente.

JaeJoong perdió gran parte de la noción del tiempo cuando comenzó el trabajo de parto. Medio escuchaba las instrucciones de Mok pidiéndole que pujara, él solo quería arañar y morder.

Después de lo que pareció una eternidad escuchó los gimoteos de un lobezno. JaeJoong se incorporó sobre sus dos patas delanteras para mirar a la pequeña bola de pelos que había salido de su ser.

Con suavidad lo atrajo hacia sí, comenzando a lamer cada parte del pequeño cachorro. Pasaba la lengua de sus puntiagudas orejitas hasta la colita, limpiándolo de cualquier viscoso líquido que tuviera. Lamía la suave pancita sin dejar ni un solo lugar, con sus patitas levantadas, se podía ver las lindas almohadillas rosas que tenía. Su nariz era de un color rosado, pero JaeJoong no podía ver el color de sus ojos ya que aún estaban cerrados. Se alegraba que el pelaje de su cachorro fuera de un color marrón chocolate.

JaeJoong ni siquiera era consciente de que aún seguía emitiendo un destello plateado. A lo lejos podía escuchar el llanto de JunSu y el sorber de mocos de YooChun. Sabía que Mok lo miraba con una sonrisa, pero su mundo ahora estaba solamente centrado en el pequeño lobo que tenía entre sus patas.

***

Había pasado un par de meses desde que estaba con los felinos. YunHo solo había telefoneado a casa diciendo que necesitaba un tiempo para pensar. Solía llamar a su madre cada tercer día, ya que ella juraba que iría hasta la manada felina con un centenar de lobos si algo le pasaba.

Se sentía devastado y perdido. Totalmente perdido. Había sido tan estúpido como para rechazar a su pareja y ahora no sabía dónde estaba. Se paseaba en forma de lobo de un extremo al otro de los territorios. Corría hasta que sentía sus pulmones explotar y veía negro. Esa era la única forma en la que había conseguido conciliar el sueño sin pensar en tener a JaeJoong entre sus brazos.

JiYoung le había dicho que su acoplamiento no estaba completo. Él bien pudo haber mordido a JaeJoong, pero no había dejado que JaeJoong dejara su marca en él. Así que a ojos de todos los shifter, YunHo era un hombre libre, con la mitad de su alma perdida, pero disponible. El problema residía en que no quería a nadie más con él. Veía como algunas felinas lo miraban sugestivamente, incluso algunos felinos lo hacían. YunHo no podía dejar de admirar la belleza en esa raza, pero tanto él como su lobo solo necesitaban a una persona.

Su corazón dolía al recordar a su bella pareja, y se destrozaba al ver de nuevo sus atormentados ojos tristes. ¿Cómo pudo ser tan imbécil? Se preguntaba una y otra y otra vez.

Estaba a mitad de la nada, lejos de ambas manadas. Miraba a la Luna anhelante, esperando que ella le diera una respuesta a sus preguntas, no, más bien que le regresara a una persona. El corazón le dolía hasta para respirar, y le dolía aún más pensar que así pasaría los largos años de su vida.

Muchos lobos viven soñando con encontrar a su pareja destinada, él lo había tenido entre sus brazos y lo había rechazado por ser un chico. Odiaba terriblemente todos los prejuicios que le llevaron a tomar esa decisión. Si tan solo él se hubiera aferrado a JaeJoong con toda su fuerza, si hubiera sido lo suficientemente valiente para enfrentar a sus padres, si hubiera sacado las garras y colmillos para defender lo que era suyo, entonces, tal vez, YunHo no tendría una manada, pero tendría a su amorosa pareja de ojos negros. Se hubiera podido enfrentar al mundo por él, sí tan solo hubiera enfrentado primero a su cobardía.

Si hubiera… pero el hubiera no existe.

Aullaba a la luna su dolor, toda sensación de su pareja se había esfumado. Sin embargo, no se dejaría morir, porque sabía que JaeJoong estaba en alguna parte, luchando de la misma manera que él por sobrevivir.

Tumbado sobre la hierba veía la noche pasar, no quería dormir y soñar con JaeJoong, para después despertar y darse cuenta de su cruel realidad. Suspiraba mientras veía a la Luna atravesar la bóveda celeste.

Un extraño resplandor la cubrió. YunHo se incorporó, lo podía sentir, podía sentir a JaeJoong de nuevo. Ese lazo invisible que lo unía a él, lo llamaba a través de la Luna. YunHo quería ir donde él, pero el llamado no era como la vez anterior donde su instinto lo guiaba, esta vez, era como si la Luna emitiera el mensaje.

YunHo corrió de nuevo, en sentido contrario, pasando por la manada felina en dirección desconocida. Corrió y corrió hasta que sus patas se doblaron y sus pulmones se negaban a cooperar más. Puntos negros aparecieron en sus ojos, y después de eso, YunHo no sintió más nada.

Soñó con un cachorro de color marrón chocolate, su pelaje suave resplandeciendo, su nariz de un rosa fuerte, sus colmillitos se veían cuando el cachorro bostezaba. No podía ver el color de sus ojos porque aún estaba cerrados, pero sentía que daría su vida por ese pequeño ser…

—Lobo tonto. —InHa miraba al enorme lobo en que se había transformado YunHo. InHa juraba que cuando llegó no era tan grande, sin embargo, estando ahí tendido, InHa sabía que crecía y seguiría creciendo. Quizá no haya notado el cambio debido al estado de nostalgia constante en YunHo. InHa no sabía si sentir compasión por el tonto lobo o darle un buen golpe en los bajos por su estupidez.

Como pudo lo arrastró de regreso a la mansión. No sería la primera vez, pero admitía que pronto necesitaría ayuda para seguir haciéndolo.

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N/A: Gracias a todos por apoyar esta historia. No saben lo feliz que me hacen :)