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miércoles, 11 de septiembre de 2013

EL TOQUE DE UN ASESINO: CAPITULO 7


CAPITULO SIETE

 

Yunho entró en la sede, tratando duro de no notar que su llegada se encontraba con las habituales respuestas. Mantuvo su enfoque hacia adelante, pero su visión periférica seguía atrapando las miradas de cautela, las expresiones apenas enmascaradas de repulsión, las exclamaciones de horror, todas las reacciones de oh-no-tengamos-un-Leopardo-en-nuestro-medio.

 

Caminó por el centro de un vasto edificio, molesto porque los felinos siguieran recreando la apertura del Mar Rojo. Apartándose para dejarle paso. Cuando una mujer incluso dejó escapar un pequeño grito, frunció los labios en auto-odio. Maldita sea, ¿quién necesitaba a un maldito Freddy Krueger cuando había un Leopardo en el edificio?

 

A pesar de que habían pasado varios meses desde que Yunho y sus dos hermanos adoptivos, Seungri y Minho, habían sido acogidos en el seno de la coalición, nunca se había sentido tan fuera de lugar. Mientras que Seungri y Minho habían encontrado a sus parejas, armado su nidito dentro de la comunidad y habían sido felizmente aceptados por su familia biológica recién descubierta, Yunho se había retirado más dentro de sí mismo. Por supuesto que esto no ayudó mucho, ya que Yunho todavía tenía algunos miembros de su familia de nacimiento vivos, pero no querían tener nada que ver con él. Los Leopardos normalmente vivían solos y no se conocían por sus acarameladas maneras. Los Leopardos eran agresivos, mezquinos y odiaban a su propia clase más que a nada. Si Yunho y su padre biológico entraran en la misma habitación, sólo uno de ellos saldría caminando con vida.

 

No había duda en la mente de Yunho acerca de este pequeño hecho.

 

Dejó escapar un suspiro mientras escondía los dedos en los puños apretados. Era en momentos como éste que deseaba realmente estar muerto y tener ese frío en el interior, como todos suponían. Tal vez entonces no sentiría el aguijón del rechazo cada vez que otro felino lo miraba como si fuera el doble de Hannibal Lecter o algo así.

 

A pesar del hecho, no hacía nada para demostrar lo contrario a las expectativas que todo el mundo tenía de los Leopardos. Yunho tenía sentimientos y hacían que se sintiera herido. Muy a menudo, de hecho. Se preguntó lo que todos pensarían si supieran que casi todas las noches hundía el rostro en la almohada y gritaba hasta que la garganta se le lastimaba y su voz se quedaba ronca.

 

Tragó saliva, el dolor emocional era mucho peor que el dolor que venía de su mano lesionada y su costado. A medida que se llevaba la mano ilesa a la herida en su flanco derecho, palideció por la cantidad de sangre que había en su empapada camisa. Se dio cuenta de que debería haber pedido ayuda en la escena en vez de conducir hacia la sede. Todos los equipos tenían un médico con ellos, así que todo lo que tenía que hacer era hablar.

 

Con el ceño fruncido torció los labios. Por otro lado, podrían haberle ofrecido su jodido médico. Aun cuando Junjin y los demás no habían sido conscientes de la herida en su costado, todos habían visto su mano cortada por lo que sabían que había sido herido. Pero nooooooo... todos habían estado demasiado ocupados estando ofendidos por sus actos horribles como para preocuparse por las pequeñas cosas como que tenía una hemorragia.

 

No ayudaba a calmar su estado de ánimo que a pesar de tener tres muertes más en su haber, aún no había acabado con el cabrón que lo había llevado allí en primer lugar.

 

¡Joder! Sin embargo, otra vez había fracasado en buscar su objetivo. Esta era la cuarta vez que había estado seguro de que tendría al cambiaformas Cobra acorralado y cada vez el hijo de puta lograba escaparse. Para colmo, no había llegado a tiempo para salvar a los humanos. Mientras que Yunho por lo general no les daba a los humanos un segundo pensamiento, habría sido agradable haber llegado allí antes de que los pobres estúpidos se convirtieran en comida de Serpiente.

 

Yunho no le deseaba ese destino a nadie.

 

El único punto brillante de todo el conjunto de un día de mierda había sido Jaejoong. Desde su jodida en la fiesta del día de Navidad, Yunho había tratado de pensar en una excusa para cruzarse con la Pantera de nuevo. Una pequeña parte de él estaba enojada preguntándose por qué se molestaba ya que Jaejoong no le daba ni una segunda mirada desde su primer encuentro. Sentía casi como si Jaejoong lo hubiera usado sólo para joder. Yunho había oído que a Jaejoong le gustaba jugar y que nunca había jodido con la misma persona dos veces. Por todo lo que Yunho sabía, Jaejoong podía haber jodido con él sólo para poder saber lo que era estar con un Leopardo.

 

Entonces recordó la reacción de Jaejoong ante su primer beso, y una suave sonrisa apareció en su rostro. La forma en la que se quejó antes de que prácticamente se derritiera en los brazos de Yunho no podía haber sido fingida. Por lo que todavía tenía que haber algo allí, aunque estuviera bajo capas de dudas y prejuicios. Todo lo que Yunho tenía que hacer era encontrar una forma de evitar los obstáculos y poder tener otra probada de la Pantera.

 

Le pareció tardar una eternidad en llegar a la enfermería. Cuando lo hizo, inmediatamente revisó el lugar para encontrar a Leeteuk. No sólo estaba relacionado con Eric y Junjin, sino que también era hermano de nacimiento de Seungri. Más importante aún, Seungri confiaba en el Jaguar, lo que significa que Yunho también podía hacerlo.

 

No quería a alguien que lo tratara como una mierda.

 

Encontró al hombre encorvado sobre unos papeles. Con similar apariencia a Junjin y Eric y con los ojos marrones y el pelo también, Leeteuk era más bajo y más delgado. Llevaba una bata oscura y tenía un estetoscopio colocado alrededor de su cuello.

 

—Esperaba que pudieras coserme o algo así —dijo Yunho a modo de saludo.

 

Leeteuk levantó la cabeza, alarma pasando sobre su rostro hasta que se encontró con los ojos de Yunho. Después de que el médico diera un suspiro de alivio. —Lo siento, no te he oído entrar.

 

Y esa era otra razón por la que respetaba a Leeteuk, a todos los familiares de Eric y Seungri, para el caso. Si bien ellos podían decirle a Yunho en su cara que algunas de sus ideas y acciones estaban fuera de lugar, todos ellos por lo menos lo trataban como si estuviera cuerdo.

 

—Me metí en una pelea con un cambiaformas Serpiente —anunció Yunho, dándole una mueca de dolor, cuando se dio cuenta de cómo su voz tenía su habitual plano y aburrido tono. Maldita sea, sólo se preocupaba por algo tan trivial, mientras estaba herido. Realmente necesitaba empezar a colocar sus prioridades en orden. Toda esta situación con Jaejoong había hecho que su mente estuviera fuera de control.

 

Cuanto antes se reencontrara con Jaejoong, mejor. Si Yunho podía joder con el chico una vez más, estaba seguro de que se sacaría esta maldita obsesión con la Pantera. Después de todo, si había una lección grabada en la cabeza de Yunho mientras crecía, era que los Leopardos no eran capaces de formar cualquier tipo de relación verdadera.

 

Leeteuk señaló a Yunho una mesa de examen cercana. Aparte de un cambiaformas Puma que dormía a tres camas más, el lugar estaba vacío. Al parecer, Leeteuk era el único miembro del personal de servicio.

 

—¿Dónde estás herido? —preguntó Leeteuk.

 

—Mi mano y mi costado. —Yunho levantó la camisa para mostrar la herida.

 

Leeteuk dejó escapar un silbido bajo cuando sus ojos se agrandaron. —¡Hijo de puta! Esto se ve muy profundo. ¿Por qué no cambias? Si lo hicieras, entonces esto se curaría por lo menos parcialmente.

 

—Fue un cambiaformas Serpiente, ¿recuerdas? —preguntó Yunho.

 

Cuando Leeteuk se encogió de hombros, Yunho suspiró. A veces se preguntaba cómo los felinos habían llegado tan lejos. A veces no tenían ni idea de cuán desagradables podían ser los chicos malos. —¿Nunca has tratado con cambiaformas Serpiente antes?

 

—No, se han mantenido fuera de nuestro camino y les devolvemos el favor —respondió Leeteuk.

 

—Es una práctica común para ellos el cubrir las hojas de sus armas con su propio veneno. Actúa como un anti-coagulante para otros cambiaformas. Así que incluso si me transformo en mi Leopardo, las heridas no se curarán.

 

—¿Hay algún antídoto? —interrogó Leeteuk cuando revisó la herida.

 

Yunho dejó escapar un gemido de dolor. —Minho puede tener algo. Estaba trabajando en ello antes de venir a la coalición. No sé si alguna vez se las arregló para lograr algo.

 

—Bueno, voy a llamarlo. Mientras tanto, creo que la mejor apuesta sería tratar de suturar la herida. Puede ayudar a frenar algo la hemorragia. —Leeteuk dio un paso hacia el teléfono.

 

Yunho se deshizo de su manto antes de suavemente quitarse la camisa. Después de lanzar los objetos en la cama de al lado, Yunho se recostó sobre su lado sano. Ahora que había dejado de moverse y toda la adrenalina había salido de su sistema, la herida le dolía como una jodida.

 

Se mordió el labio para contener un gemido cuando el corte golpeó en el mismo momento que su corazón. Su mano no se sentía mucho mejor y los dedos comenzaban a endurecerse por mantenerlos en una posición incómoda durante tanto tiempo.

 

—Jodidos cambiaformas Serpiente —gruñó en voz baja.

 

Leeteuk regresó con los brazos cargados de suministros. —Minho dice que puede tener algo que podría ayudar, pero está fuera del edificio. Va a venir hasta aquí, pero le va a tomar un par de horas.

 

Yunho asintió con la cabeza, sus tripas se apretaban con la idea de estar con tanto dolor tanto tiempo. Cuando sintió una mano en el hombro, comenzó a sacudirse. Cuando levantó la mirada hacia Leeteuk y vio la comprensión suave en la cara del médico, Yunho se quedó aún más sorprendido.

 

—Tengo algo para aliviar el dolor aquí —tranquilizó Leeteuk.

 

La alarma se estrelló contra Yunho, haciéndolo sentir débil y asustado al mismo tiempo. A pesar de que una pequeña parte sana de él sabía que Leeteuk no pretendía hacerle daño, Yunho no podía dejar de tener un retroceso a todas las otras veces que lo habían inyectado con cosas... cosas que dolían hasta casi llevarlo a la locura.

 

Dio un resoplido interno. ¿A quién coño engañaba? Estaba loco. Como Leopardo, ese rasgo se había mezclado en su ADN y no se podría extraer. Sin embargo, eso todavía no quería decir que quisiera otra inyección dolorosa. Con la garganta seca, Yunho vio cómo Leeteuk sacaba una aguja y la clavaba en la parte superior de un frasco de vidrio.

 

—¿Qué es? —preguntó Yunho, satisfecho de sí mismo de que su voz sonara tan plana e impasible como siempre.

 

La voz de Lee Sang, su tutor ya fallecido, llenó la cabeza de Yunho, «¡Buen chico! Nunca dejes ver tus debilidades. Si ellos saben que puedes sentir dolor, tristeza o miedo, lo van a usar en tu contra».

 

Así que, como de costumbre, permaneció con el rostro como si fuera un lienzo en blanco para que no se dieran cuenta de inmediato que en su interior su corazón latía dolorosamente cuando la adrenalina bailaba por sus venas. Trabajó hasta lograr un trago pequeño en un intento desesperado por calmar su seca garganta.

 

—Es sólo una versión amplificada de la morfina —Leeteuk le aseguró y golpeó un lado de la jeringa un par de veces.

 

—No lo quiero. —Yunho tragó otra vez y dio un ligero movimiento de cabeza—. Lo que quiero decir es que no lo necesito. No me duele tanto.

 

—Lo siento, esto no es una opción. No puedo tenerte sacudiéndote cuando esté tratando de suturar tus heridas. —Leeteuk se volvió hacia él y mantuvo la aguja en lo que Yunho vio como un gesto muy amenazante. Por lo que la negociación comenzó.

 

—No voy a sacudirme ni nada —respondió Yunho, su mirada sin dejar la aguja.

 

—Sé que no y eso será porque vas a estar drogado.

 

—Estoy bastante seguro de que soy alérgico a la morfina.

 

¿Cómo fue que la maldita aguja parecía diez veces más peligrosa que la espada del cambiaformas Serpiente? Durante toda la batalla, cuando la hoja había estado oscilando en su camino, Yunho ninguna vez sintió la misma cantidad de miedo que experimentaba en estos momentos.

 

Leeteuk dio un suspiro de exasperación. —No seas bebé.

 

—No estoy siendo un bebé. Sólo te estoy señalando mi historial médico. De hecho, creo que has sido bastante flojo por no pedirme toda la información antes de comenzar mi tratamiento.

 

¡Ja! Démosle al estúpido Jaguar algo que masticar por un tiempo.

 

—Yunho, has estado en esta clínica tantas veces en los últimos meses, que tenemos una cama de forma permanente reservada para ti. Incluso si no tengo toda la información almacenada en nuestro ordenador, podría recitar tu historia clínica completa sin siquiera intentarlo. Así que lo sé todo sobre tu miedo a las agujas. Al igual que sé que los cambiaformas no pueden ser alérgicos a nada, así que deja a las drogas tranquilas.

 

Yunho dio un silbido bajo. —No tengo miedo de un pinchazo de mierda.

 

—Por supuesto, ¿nunca me has hecho pensar eso? —Leeteuk arrastró las palabras con sarcasmo.

 

Fue entonces cuando Yunho se dio cuenta de que se había arrastrado al otro lado de la cama. Más lejos y que ahora estaba justo encima del borde. La vergüenza se estrelló contra él con tanta fuerza que el aire dejó sus pulmones. Lee Sang hubiera estado tan decepcionado. El nerviosismo aclaró su garganta mientras se deslizaba sobre su culo de nuevo al centro de la cama.

 

—¿Puedo ver la botella de la droga? —preguntó, odiándose a sí mismo por mostrar siquiera un atisbo de debilidad.

 

Los ojos de Leeteuk se suavizaron con la comprensión y le pasó el frasquito. Yunho estudió la etiqueta detenidamente, teniendo en cuenta el sello en que, efectivamente, decía que era morfina. También tenía la marca de impresión en la que se demostraba que provenía de una de las pocas compañías farmacéuticas del país. A continuación, Yunho rodó el vial en su mano, mirándolo de cerca para detectar cualquier signo de deterioro.

 

—¿Era una de las maneras con las que te castigaban? —preguntó Leeteuk en tono conciliador.

 

Eso decía mucho y ninguno de ellos necesitaba cualquier aclaración sobre quién era él. Lee Sang... señor... tutor, Yunho había llamado al hombre por todos esos nombres. Desde el momento en que su madre biológica lo había vendido al hijo de puta hasta el día en el que Lee Sang murió, Yunho había vivido bajo la férula del hombre. No sólo Lee Sang había controlado a Yunho, sino que también tenía a Seungri y Minho bajo sus órdenes.

 

—Sí, hizo eso entre otras cosas. Si fallábamos en nuestra misión o no aprendíamos la lección lo suficientemente rápido, pensaba la manera más creativa de hacer que nosotros quisiéramos hacerlo mejor la próxima vez. —Yunho mantuvo su mirada fija en el vial durante todo el tiempo que hizo la admisión.

 

Leeteuk no preguntó qué otras lecciones o misiones estaban implicadas y Yunho no ofreció la información. Dado que Seungri era el hermano del médico, ya sabía que cualquier tutoría o enseñanza que Lee Sang realizaba consistía sólo en lecciones sobre la forma de robar, engañar o matar para obtener un beneficio.

 

—Por lo menos soy capaz de usar lo que aprendí para ayudar a la coalición —reflexionó Yunho.

 

Gracias a esas lecciones, Yunho ahora era el mejor asesino de la coalición. Claro, ahora sólo mataba a los chicos malos y a los que amenazaban a la población felina, pero al menos era de alguna utilidad. Ahora bien, si sólo pudiera perder todos los sudores nocturnos y los temblores de los recuerdos de aquellos años que pasó con Lee Sang, entonces Yunho se establecería.

 

No es que ni siquiera pudiera ir a alguien con quien hablar las cosas. La primera y única vez que había intentado tener una conversación emocional con Minho había sido hace cinco años cuando aún vivía con Lee Sang. No sólo Minho había mirado a Yunho como si de repente le hubieran crecido dos colas, sino que Lee Sang escuchó lo que dijo. El castigo por ese lapso había sido particularmente severo.

 

—Si te sirve de consuelo, Eric dice que estás haciendo un trabajo fantástico —ofreció Leeteuk con una débil sonrisa.

 

Esta vez, Yunho no se molestó en ocultar el bufido de disgusto. Bueno para matar. Bueno para aterrorizar. Bueno para mutilar. Lo llamaban loco, tan a menudo, pero Yunho hubiera preferido estar tan-tan en otra cosa... nada. Con tal de que pudiera cerrar los ojos por la noche y no ser perseguido por los gritos de los moribundos. Mientras que la mayoría de ellos habían sido hijos de puta que merecían cada pedacito de lo que tuvieron, algunos de ellos habían sido un poco ruidosos cuando acabó con ellos.

 

—Me alegro de que Eric esté feliz —dijo Yunho.

 

Incluso si hubiera querido tener una gran charla, la ola de dolor que lo cortaba lo habría hecho imposible. Caliente y fuerte, consumía cada centímetro de su cuerpo. Yunho apretó los dientes para contener el llanto cuando un sudor frío cubrió su cara.

 

—Mierda, ¿estás bien? —preguntó Leeteuk, poniendo una mano en la espalda de Yunho.

 

Yunho no pudo contener un gemido, ya que incluso un toque pequeño hacía aún más gritar a sus terminaciones nerviosas. Malditos sean los cambiaformas Serpientes y su condenado maldito veneno. Si los bastardos no estuvieran ya muertos, Yunho los habría perseguido y les habría hecho replantearse el cubrir sus armas con veneno. ¡Vamos! ¿Quién en su sano juicio de mierda escupe en su propio arsenal de todos modos? Y sin embargo, todo el mundo decía que él era un loco chalado.

 

Manteniendo los dientes apretados, Yunho rechinó. —Veneno. Duele. Voy. A. Matarlos. Entonces. De nuevo. Estúpido. Rata. Bastardos.

 

—¿Pensé que eran cambiaformas Serpiente? —La forma en que los labios de Leeteuk temblaron mostró lo malditamente gracioso que pensaba que era.

 

Yunho lo miró para demostrarle que estaba muy lejos de ser gracioso o estarlo. —Dispara.

 

Leeteuk levantó la jeringa llena. —Oh, ¿te refieres a esto? Lo que no querías hace menos de cinco minutos.

 

Un gruñido retumbó en el pequeño pecho de Yunho y le enseñó los dientes con agresión. No pareció impresionar o asustar a Leeteuk en lo más mínimo. Yunho se preguntaba si tal vez iba suave o algo así porque no había muchos que se burlaran de él de esa manera.

 

«Jaejoong se burlaba de él. Había estado haciéndolo en más de un sentido desde que se conocieron».

 

Antes de que pudiera permitir que su mente meditara ese tema, Leeteuk pasó un algodón húmedo por su brazo. La nariz de Yunho hizo una mueca cuando el olor de alcohol se levantó por los aires.

 

—Pensé que los cambiaformas no podíamos pillar infecciones —susurró Yunho alrededor de la agonía de su cuerpo sacudiéndose. Por qué un pequeño detalle como ese lo molestaba en ese momento, lo tenía confuso, pero aún estaba interesado en la respuesta.

 

—Podemos, es sólo más difícil para nosotros cogerlas que para los seres humanos —explicó Leeteuk cuando pellizcó la piel de Yunho y metió la aguja dentro.

 

El otro dolor era tan intenso que Yunho apenas sintió el pinchazo de la aguja, cuando penetró su piel. Lo consumía tan plenamente que cuando Leeteuk le instó a tumbarse en la cama, Yunho no discutió. Descansó sobre su lado sano, retrayendo las rodillas a su estómago con debilidad, oh, Dios-no-otra-vez en posición fetal.

 

—Ahí fue —dijo Leeteuk en la misma voz suave, que había comenzado a irritar a los nervios de Yunho—. El medicamento debe golpearte en unos minutos, lo suficientemente fuerte para que dure hasta que llegue Minho con el antídoto.

 

Yunho asintió, demasiado dolorido como para decirle a Leeteuk dónde podía meterse sus tranquilizadoras palabras de mierda. Eso no fue lo peor. No, lo que lo carcomía, incluso peor que el dolor era el hecho de que había fallado una vez más en localizar y eliminar a su objetivo principal.

 

—Joder con la maldita Cobra, que se pudra en el infierno —murmuró para sí mismo Yunho.

 

Desde antes de Navidad, había estado buscando al cambiaformas Cobra que había desarrollado el gusto por la carne felina. En los meses siguientes, no sólo Yunho había fallado en todos sus intentos de eliminar a la Serpiente, sino que varios felinos más habían terminado muertos, o peor aún, desaparecidos. Yunho ni siquiera tenía que adivinar lo que había pasado con los desaparecidos.

 

En todo ese tiempo, Yunho no había encontrado aún el nombre de ese hijo de puta, y mucho menos dónde estaba. Para hacer las cosas más espeluznantes, el resto de la raza de Serpientes tenía su manera de proteger al hombre.

 

Cerró los ojos cuando la abrumadora sensación de fracaso se apoderó de él. Eric estaría en su derecho de pedir un castigo para Yunho. No merecía menos por todos sus fallos. Si hubiera sido Lee Sang el que hubiera estado tirando de las cuerdas, ya habría tenido que soportar las graves consecuencias.

 

Los brazos de Yunho se cruzaron preguntándose lo que Lee Sang habría hecho si hubiera estado en el lugar de Eric. ¿Una flagelación en público? ¿Un par de días sobre el estante de rodillas? O, Dios mío, no, una semana en el armario o en el sótano. Yunho odiaba eso, para él eso era lo peor de todo.

 

Ya que sólo llevaba en la coalición un tiempo tan corto, Yunho todavía no sabía lo que era capaz de hacer Eric cuando se enojara realmente. Lo último que quería Yunho era averiguar la respuesta a eso por experiencia propia. Eso significaba que cualquier fallo más no era una opción. Yunho tendría que liquidar al cambiaformas Cobra. Incluso si tenía que morir en el proceso.

 
 
 

1 comentario:

Yuko13 dijo...

Tan fuerte pero muy inseguro, todo eso que le hizo Lee Sang lo dejo marcado, el piensa que por los fracasos que lleva Eric le hará lo mismo que Lee Sang les hacia......pobre Yunho