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viernes, 6 de septiembre de 2013

EL TOQUE DE UN ASESINO: CAPITULO 4

CAPITULO CUATRO

Había pasado casi un año desde que Heechul había sido rescatado junto con sus amigos de las manos de un traficante de esclavos. Había descubierto que tenía una familia jaguar muy numerosa, contaba con cinco hermanos y una hermana. Eric, su hermano mayor era el líder de la coalición, Junjin su segundo al mando, ellos dos pertenecían a la misma camada, después estaban Leeteuk y Dara, al final Seungri, Jiyong y él. Mientras todos sus hermanos eran parecidos, con el cabello color castaño, la diferencia más marcada era justo con su camada. Seungri y Jiyong eran delgados y pequeños, sin embargo, Seungri era toda una máquina de matar y Jiyong poseía una memoria eclética, mientras que él, era alto, delgado y sin ninguna habilidad más que bailar. Pero esto no le había impedido encontrar su propio lugar dentro de la coalición, incluso había encontrado a su compañero: Siwon.

Siwon le dio a Heechul un beso, no quería que su encuentro terminara pronto. Aunque la mesa de la oficina de Heechul no era el mejor lugar para ponerse “contentos”, eso era lo que justamente había pasado. Cuando se había ido a vivir con la coalición, Eric lo había puesto a cargo de organizar y catalogar la gran cantidad de libros que contenían toda la información e historia de los cambiaformas. En un primer momento asumió la tarea con resignación, pero pronto descubrió que tenía un don para ese trabajo. Había aprendido a amar la posibilidad de retirarse a la pequeña habitación y perderse en los numerosos libros de investigación.

Un suave golpe en la puerta hizo que se separaran. Heechul le dio una sonrisa más antes de decir: —Adelante, está abierto.

—Lo sé, sólo quería asegurarme de no pillarlos jodiendo —anunció Yunho en un tono aburrido mientras entraba.

Como siempre, tan pronto como el aroma del Leopardo golpeó a Siwon, su piel se erizó. No es que Yunho pareciera peligroso, sino todo lo contrario. Con su pelo arenoso castaño y sus ojos de gamo sobre sus altos pómulos, la más suave de sus características, parecía casi angelical. Era más solo poco más alto que Heechul, pero eso no inclinaba la balanza nada más que en un cincuenta por cierto. Ya que Yunho era el muchacho del cartel del viejo cliché de: ‘Las apariencias engañan’. Porque a pesar de lo guapo que era, dentro de él escondía un psicópata que haría que hasta Hannibal Lecter se estremeciera.

Por supuesto, Heechul tenía una sonrisa para el pequeño loco. —Hey, Yunho. ¿Qué puedo hacer por ti?

La mirada de Yunho pasó de Heechul a Siwon, casi como si evaluara sus tamaños y si eran una amenaza potencial o tal vez los objetivos. Al final, sin embargo, Yunho le devolvió la sonrisa, si la expresión de su rostro era eso. Mientras que sus labios se curvaban, el frío hielo nunca dejó su mirada.

—Me dijeron que eras quien mejor me podía dar información sobre otras especies de cambiaformas —dijo Yunho acercándose más.

Los instintos de protección de Siwon salieron, por lo que se puso a sí mismo entre su compañero y el Leopardo.

Yunho inclinó la cabeza hacia un lado. —Nunca le haría daño a Heechul.

—¿En serio? —respondió Siwon sin molestarse en ocultar el tono de incredulidad en su voz.

—Por supuesto que no. A Seungri le gusta y se entristecería mucho si Heechul fuese herido —dijo Yunho con simplicidad, como si eso lo explicara todo.

Siwon se dio cuenta de que a Yunho ni una sola vez se le habría ocurrido señalar que la verdadera razón por la que no debería dañar a Heechul era porque era malo o inmoral.

Dios los salvara de los Leopardos. Siwon quería creer que la condición mental de Yunho no era la normal, pero cuando se trataba de los Leopardos, nada podría estar más lejos de la verdad. Esa raza en particular de felinos, tenía la mala reputación de ser los mayores locos homicidas.

—¿Sobre qué tipo de cambiaformas necesitas información? —preguntó Heechul.

—Serpientes. Más específicamente, Cobras. —Yunho le dio una patada a uno de los botones que estaban dispersos por el suelo, una pequeña mueca juguetona asomó en su rostro. Siwon en su pasión por Heechul, había arrancado de un tirón la camisa de este, reventando los botones de su camisa.

Siwon apenas se dio cuenta, su sangre se heló cuando oyó la palabra Cobra. Si había algún cambiaformas más temido que los Leopardos o los Cuervos, eran los Cobras. No sólo eran rápidos, sino que su picadura venenosa era un centenar de veces más fuerte que la de su homónimo animal.

—Has perdido todos los botones —observó Yunho mientras miraba la camisa abierta de Heechul—. Si quieres, puedo coserlos de nuevo.

—Ah, está bien. Siwon ya me dijo que me compraría una nueva —se evadió Heechul, tirando de su camisa para cerrarla.

—¿Estás seguro? Solía hacer todos los trabajos de costura para Minho, Seungri y para mí —Yunho presionó mientras continuaba mirando fijamente el pecho de Heechul.

Siwon tuvo que reprimir un gruñido de celos. Si Yunho fuera capaz de tener cualquier tipo de emoción, sería tentador decir que estaba coqueteando con Heechul. Siwon se acercó a su compañero y miró al Leopardo. —¿Por qué necesitas información sobre los Cobras?

—Oh —Yunho parpadeó un par de veces—. Porque tengo que matar a uno.

Heechul soltó un grito de asombro. —¿Qué acabas de decir?

—Tengo. Que. Matar. A. Un. Cobra —dijo Yunho, enunciando cuidadosamente cada palabra.

—¿Por qué? —exigió Heechul, sus ojos muy abiertos.

—Porque ha sido muy, muy travieso y Eric necesita que cuide de eso.

—¿Desde cuándo trabajas para Eric en ese campo? —exigió Siwon, más que un poco sorprendido de que su líder le diera rienda suelta en la sociedad a algo tan peligroso como Yunho.

—Desde que Taeyang decidió retirarse de la sección de asesinos y establecerse con Seungri. —Yunho se arrodilló y recogió uno de los libros.

—Todavía no entiendo por qué Eric quiere que mates a un Cobra. ¿Qué es exactamente lo que la serpiente ha hecho? —insistió Heechul, justo como Siwon sabía que haría.

—Es probable que no quieras saberlo —aconsejó Siwon. Los Cobras son asesinos enfermos y dementes.

Yunho ignoró la advertencia de Siwon y siguió adelante —atacó a una familia de felinos y se comió a los padres.

Heechul se puso pálido en diferentes tonos. —¿En serio?

—Sí, y lo hizo en su forma animal, por lo que se los tragó enteros y los digirió lentamente.

—¿Pero dejó a los niños? —declaró Heechul.

Yunho se encogió de hombros. —Bueno, sí. Los niños no tienen suficiente carne en sus huesos como para que se molestara.

Siwon cerró los ojos y se quejó por la forma displicente y totalmente entregada en la que Yunho soltó la bomba. Dios, ese chico estaba seriamente estropeado, aunque de acuerdo con Eric, también estaba semi-reformado. Le llegó un pensamiento aterrador de cómo habría sido Yunho antes de sus meses de terapia y de su intenso entrenamiento por el par de Panteras que lo habían acogido. Siwon solamente se había enredado con Yunho una vez antes de su reforma, y eso había terminado con Taeyang con un tiro y varios Cuervos asesinados.

—Creo que me estoy poniendo enfermo —le susurró Heechul, su mano en su intestino.

Yunho sacudió la cabeza. —No, hasta que no respondas a mis preguntas. Una vez que lo hayas hecho, puedes ir a vomitar y echar el corazón.

—Yo creía que conocerías la debilidad de todas las especies de cambiaformas —dijo Siwon mientras le pasaba a Heechul la palma de la mano por la espalda, reconfortándolo.

—Principalmente lo hago, pero no hay muchos que hayan luchado contra los Cobras y logrado salir con vida. Por lo tanto, la información sobre la forma de acabar con ellos es bastante escasa. Tenía la esperanza de que hubiera algo en uno de esos viejos libros que me ayudara.

—¿Por qué Eric no solo envía un equipo y los vuela por los aires? —preguntó Siwon.

Sorprendentemente, fue Heechul quien respondió. —Debido a que los Cobras tienen aún más desarrollados los sentidos del oído y el olfato que los demás cambiaformas. Serían capaces de detectar que llegaba un grupo de felinos y escaparían.

Yunho le dio una sonrisa lobuna. —Mira, sabía que el señor sabelotodo me podría ayudar.

—Heechul negó con la cabeza.

—Yo no soy el inteligente, lo son Minho y Jiyong.

—Fui primero a ellos y ninguno pudo decirme absolutamente nada sobre los Cobras. Ambos dijeron que tú serías el único capaz de ayudarme.

Una pequeña sonrisa juguetona se formó en los labios de Heechul. —¿En serio?

—¿Realmente crees que soy el típico tío que te daría falsos halagos solo para elevarte el ego? —bromeó Yunho, haciendo su típica inclinación de cabeza.

—Realmente no —reconoció Heechul.

—Entonces, dime lo que sabes sobre Cobras —le pidió Yunho una vez más.

—Son jodidamente difíciles a matar y les gusta jugar con su comida antes de comérsela —dijo Heechul.

—Ah, eso suena como yo.

Siwon no tenía miedo de muchas cosas, pero incluso él consiguió un escalofrío cuando Yunho dijo esas palabras. El brillo en los ojos del duro Leopardo gritaba que no hacía afirmaciones falsas. En ese momento, Siwon casi se compadeció del Cobra.

—Sí, he oído eso de ti. —Heechul agarró un libro de uno de los muchos estantes y lo abrió.

Yunho se movió alrededor de Heechul hasta quedar de pie detrás de él. Mientras que la parte defensiva de Siwon se levantó, él la apartó, consciente de que Yunho sólo quería leer sobre el hombro de su compañero. No sólo eso, sino que por alguna razón, Siwon tenía la sensación de que Yunho hablaba realmente en serio cuando dijo que nunca le haría daño a Heechul.

Estaban todos en silencio mientras Heechul hojeaba el libro hasta que encontró lo que estaba buscando. —Aquí, sabía que recordaba haber leído este pasaje acerca de los Cobras.

Siwon se acercó más, entrecerrando los ojos a medida que estudiaba la página. —¿Qué dice?

—No mucho. Sólo que los Cobras utilizan su veneno para acabar con su presa antes de matarla, y que lo pueden hacer incluso en su forma humana.

—Ew, eso es bastante horrible —declaró Siwon, su estómago revuelto ante la idea de que una criatura como esa existiese. Dijo una oración silenciosa de agradecimiento de que los cambiaformas Cobra fueran raros. No podía imaginar un mundo poblado por cientos de esos monstruos.

Heechul leyó un par de párrafos más antes de continuar. —Hay una parte donde el autor teoriza sobre que los Cobras pueden tener un punto vulnerable en la parte posterior de su cuello.

—¿Por qué es sólo una teoría? —preguntó Yunho mientras se movía tan cerca que casi se montó a caballito sobre la espalda de Heechul.

—Probablemente porque cada imbécil que se atrevió a probarlo murió en el proceso —arrastraba las palabras cuando Siwon estiró la mano y tiró de Heechul más cerca de él. Porque aunque no pensara que Yunho tuviera la intención de hacerle daño, eso no significaba que a Siwon le gustara que el chico estuviera casi frotándose contra Heechul.

—Sí, bueno, eso ahora va a cambiar, porque nunca he fallado eliminando un objetivo. —Yunho sonrió, mostrando lo orgulloso que estaba de su récord de homicidios.

Heechul se acomodó más profundamente en el pecho de Siwon. —¿Le has dicho algo a Seungri acerca de tu nuevo trabajo?

—¿Quieres decir sobre lo de que voy a matar a los Cobras?

—Sobre lo de ser un asesino y punto —Heechul cortó.

—¿Qué tiene que ver en este negocio?

—Te considera un hermano y se preocupa por ti.

—Le he dicho un montón de veces en el pasado que no pierda el tiempo preocupándose por mí. Si no quiere seguir mi consejo, entonces no puedo evitarlo. —Yunho se acercó al libro y empezó a leerlo, rechazando claramente el tema.

Pero Heechul era Heechul y no podía dejarlo ir. —Va a enojarse con Eric por darte ese trabajo.

Yunho lo miró, su rostro crispado, molesto, la primera señal verdadera de emoción que Siwon le había visto al Leopardo. —¿Por qué? No es que Eric pueda permitir una amenaza en contra de su coalición sin responderla. Si el Cobra no es eliminado, sólo será cuestión de tiempo antes de que otra familia sea atacada.

—¿Pero por qué tienes que ser tú el que lo cace?

—Porque soy bueno en lo que hago y no tengo familia que dejar atrás si no regreso.

Heechul negó con la cabeza, la voz quebrada por el desconcierto. —¿Pero no tienes miedo?

Yunho parpadeó un par de veces como si la pregunta lo hubiera confundido antes de responder con un lacónico: —No. ¿No lo entiendes?

—¿Entender qué?

—Yo no siento nada, nunca. El miedo, el amor, el odio, la ira, son sólo palabras para mí.

—Pero pensé que habías dicho que Seungri es como un hermano para ti.

—Sí, pero eso no quiere decir que lo ame. Sólo me importa lo que le suceda. ¿Entiendes la diferencia? —Yunho preguntó, sin cólera en su voz.

—Supongo, pero suena solo a como una forma de vivir —observó Heechul suavemente.

—Por suerte para mí, no sufro con ninguna emoción. —Yunho se dio la vuelta y salió de la habitación.

Heechul se quedó pensativo por un tiempo en la puerta antes de inclinar la cabeza hacia atrás para mirar a Siwon. —Me siento muy mal por él.

—¿Quién, Yunho o el Cobra? —preguntó Siwon, haciéndose eco de su pensamiento anterior.

—Yunho, por supuesto. Él tiene que estar muy solo.

—Ya lo has oído, no se siente solo —dijo Siwon, apretando su agarre sobre Heechul. Se inclinó y hundió la nariz en la parte interior del cuello de Heechul. Respiró profundamente, saboreó la forma en que los olores combinados se quedaban en la piel de su compañero. Como siempre, surgió una emoción primaria de propiedad a través de Siwon, ya que servía para hacerle saber a otros que se pertenecían.

—Sin embargo, todos deberían tener un lugar al que ir en Navidad. Apuesto a que Yunho no tiene ni siquiera eso. ¿Conoces a los Panteras con los que ha estado viviendo?

—¿Quieres decir mudo y asno? —Siwon le preguntó, diciendo los apodos de Dongwon y Minwoo, un par acoplado que había acogido a Yunho.

—Jaejoong me dijo que se iban fuera del estado durante el próximo par de semanas. Así que Yunho ni siquiera los tiene a ellos.

—¿Jaejoong todavía vive también allí?

—No, Dongwon pensó que sería una buena idea para Jaejoong vivir en otro lugar hasta que Yunho se estabilizara. —Heechul frotó su mejilla contra Siwon.

—Buena suerte con eso, no creo que Yunho llegue nunca a ser normal.

—Yo tampoco, y eso va a romper el corazón de Seungri, cuando se entere de ello.

—Déjame adivinar, esos libros te lo han dicho todo acerca de los Leopardos —conjeturó Siwon tristemente.

Heechul suspiró. —Sí, y todos dicen lo mismo. No hay manera de cambiar a un Leopardo. Al menos no completamente. ¿Crees que es por eso que Eric lo ha convertido en un asesino?

—Sí, en todo caso Eric, es práctico. Utiliza las mejores cualidades de Yunho para el bien de la coalición.

—¿Al hacer de él un asesino múltiple? —Heechul hizo un suave sonido de disgusto—. Eso me parece muy duro.

—Es mejor que la otra opción. —Siwon no se atrevía a decir en voz alta la palabra exterminio. No cuando Heechul parecía tener un lado sentimental en lo que Yunho se refería.

—Eso es verdad. Sólo deseo que hubiera algo más que pudiera hacer para ayudarlo.

Siwon sonrió, tocó de forma tierna el corazón de Heechul. Con la vida de mierda que había sufrido, Heechul podía fácilmente haber terminado cansado y amargo. Sin embargo, a pesar de todo, Heechul era dulce y cariñoso.

—Sé de una cosa que puedo hacer —declaró Heechul, tan emocionado que empezó a rebotar ligeramente en sus pies—. Voy a invitar a Yunho con nuestra familia a la cena de Navidad. De esa manera, al menos no estará solo un día.

—Oh, muchacho —se quejó Siwon—. Me aseguraré de decirle a Dara que oculte todos los cuchillos afilados y enviaré una nota a todo el mundo diciendo que puede ser una buena idea llevar un chaleco antibalas. Con Yunho alrededor, todos lo vamos a necesitar.

—¿No crees que estás siendo un poco melodramático?

—Bebé, no puedes olvidar que la primera vez que me encontré con Yunho me disparó no una sino dos veces —Siwon arqueó una ceja.

Heechul se ruborizó. —Oops, lo hizo. Sin embargo eso no cambia las cosas. Vendrá a cenar, aunque tenga que arrastrarlo hasta allí yo mismo.

….
…..

La puerta principal de la morada de los hermanos jaguares se abrió con un estallido cuando Seungri irrumpió a través de ella literalmente arrastrando a Jiyong a remolque. Seungri tenía un firme control sobre la oreja de Jiyong y lo llevaba como si fuera un niño travieso.

—¡Genial! ¿Dónde te disparó en esta ocasión? —Junjin exigió, aunque Heechul detectó el indicio de una sonrisa en los labios de su hermano.  Era por todos conocido el mal manejo de Jiyong con las armas, de hecho el chico era un total desastre que por lo general terminaba dañando a uno que otro inocente felino.

—No le disparé en esta ocasión, lo juro —protestó Jiyong, aún en una posición medio agachada—. Además, casi di en el objetivo esta vez. Solo fallé por unos pocos centímetros. —A pesar del dolor que debía tener, todavía disparó una radiante sonrisa de ‘estoy orgulloso de mí mismo.

Seungri dio una risa indignada. Lo único que podía haber enojado a Seungri tanto, es que debía haber descubierto el nuevo trabajo de Yunho.

—¿En qué te he mentido que tenga que ver con Jiyong? —Eric asintió hacia la mano de Seungri que todavía tenía un firme control sobre la oreja de Jiyong.

—Voy a cambiar y te morderé el culo —amenazó Jiyong, una mueca de dolor cuando Seungri le dio un firme tirón.

—No, no lo harás. Odias ver sangre —respondió Seungri.

Eric miró a Seungri. —Bien, si no puedo obtener una respuesta directa de ti, entonces se la pediré a Jiyong.

—Está bien —respondió Jiyong mientras arrastraba sus pies, sin duda tratando de encontrar una posición más cómoda.
—¿Por qué está Seungri furioso? —preguntó Eric a Jiyong, con un tono tan tranquilo que a producía escalofríos en la espina dorsal.

—Puede que se me haya escapado que Yunho tiene una nueva misión dentro de la coalición —admitió Jiyong.

—¿Cómo te enteraste? —preguntó Heechul, debatiendo consigo mismo si debía intervenir y tratar de separar a sus dos compañeros de camada.

Luego Jiyong dejó escapar otro silbido de dolor y Heechul se adelantó, poniendo suavemente una mano sobre los dedos de Seungri. Eso es todo lo que necesitó. Seungri lo miró a su manera y de inmediato dejó ir a Jiyong.

Jiyong se agachó detrás de Heechul antes de responder: —Podría haber visto la orden mientras estaba en la oficina de Seunghyun.

—Mierda —sopló Heechul.

Seungri saludó con la mano. —¡Hola! Estoy de pie aquí. Ahora qué alguien me diga qué jodidos está pasando. Me merezco saber lo que estás haciendo con Yunho.

Eric dijo: —Está trabajando como asesino.

—¿Quieres decir que... por ti? —Seungri le preguntó en voz baja.

—¿Cómo pudiste hacerme esto? —murmuró Seungri, su mirada herida centrada en Eric.

—No tiene nada que ver contigo, te lo juro —protestó Eric.

—¡Tonterías! —Argumentó Seungri—. Ambos, Minho y Yunho, tienen todo que ver conmigo.

—No tenía otra opción —intervino Junjin, su tono de voz suave, como el que se podría usar con un paciente histérico o algo así.

—Eso es un pretexto —se burló Seungri.

—En este caso, no lo es. Dongwon y Minwoo son buenos, pero ni siquiera ellos son totalmente capaces de reformar a un Leopardo —continuó Junjin consolándolo.

Seungri, sin embargo no lo compró. —Si me aceptan por ser un ladrón de primera, entonces ¿por qué no pueden aceptar a Yunho por ser un poco excéntrico?

—Esto va más allá de ser excéntrico y lo sabes —cortó Eric suavemente.

—Además, ha habido un montón de buenos felinos que han trabajado como asesinos antes. Taeyang fue uno antes de que te conociera —agregó Junjin.

Seungri frotó las manos sobre su cara. —Eso es diferente. Taeyang lo hizo porque era un trabajo y nada más. Yunho... —Se calló, un sollozo suave salió de su pecho.

—Yunho va a disfrutar —Heechul terminó para él.

Seungri asintió y permitió que Heechul lo acunara en un abrazo incómodo.

Abruptamente, Seungri lo empujó y lo olió, su rostro claramente emocionado. —Me voy a mi habitación a dormir. Os veré más tarde. —Sin hacer contacto visual con nadie, Seungri salió de la habitación, un silencio incómodo se instaló tras su estela.

—Oh, Eric. ¿No había otra cosa que pudieras haber hecho? —Dara le preguntó, las lágrimas se acumulaban en sus ojos.

—Créeme, nadie lo quería más que yo, ojala hubiera habido otra cosa —respondió Eric.

….
…..

A la mañana siguiente, Heechul estaba tendido en la cama pasando su mano sobre la almohada vacía a su lado. A lo lejos, se oían voces amortiguadas y otros ruidos que lo hicieron saber que el resto de la familia ya estaban levantados, pero se resistía a unirse a ellos. No quería hacer frente a un árbol, a los regalos y todos los otros tipos de basura de Navidad sin Siwon a su lado.

Un suave golpe lo sacó de sus depresivos pensamientos. Se sentó y se aseguró de cubrirse con los cobertores antes de decir: —Adelante.

Dara asomó su cabeza por la puerta. —¿Has visto a Seungri?

—No desde ayer por la noche. ¿No está en su cuarto?

—No. Taeyang dijo que cuando despertó esta mañana, descubrió que Seungri se había ido.

Mierda, eso no era bueno. La última vez que Seungri se ocultó, les había llevado meses seguirle la pista. Si había una cosa en la que Seungri era bueno, era desapareciendo. Peor aún, Sunwoo, el Cuervo que lo había secuestrado y abusado de él, todavía estaba por ahí, y estaría ávido de su sangre.

—Está bien, dame un segundo para vestirme y te ayudaré a buscarlo —dijo Heechul, sus propios problemas desdibujándose en el fondo. —Taeyang será capaz de seguirle la pista —respondió Heechul con una certeza que no sentía realmente. No puede haber llegado muy lejos. No con la tormenta de nieve.


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